Leyendas primera parte

EL FUTURO DEL HOMBRE

Un crepúsculo impetuoso en la ciudad. El clima pasa de mal a peor en un parpadeo y el cielo descarga su lluvia con justificada furia. Las ruinas no son seguras al anochecer, los desperdicios de la vida aparecen, salen de la nada. Los hombres quedan expuestos a la noche…

La luz del día murió con los últimos llantos de mujeres y niños en agonía, murió con aquellos hombres que desafiaron al poder divino.
“Aquel hombre que no teme a su Dios, será expuesto a sus reclamos”
Y les reclama todo… su existencia corrompida, devaluada y sin sentido. Solo el poder ha tenido sentido a través de la historia del hombre… y si dios se interponía, se le hacia a un lado a empellones.

Es curioso cuando el hombre tiene el descaro… cuando se atreve a reclamar con aquella frase estupida “No te entiendo”, es ahí donde El se ríe a carcajadas y responde “No me importa”. El señor, como algunos le nombran, ha sacrificado nuestra existencia con la misma frialdad con la que los profetas del antiguo testamento sacrificaban ovejas indefensas.

El hombre quedo encerrado en los muros que él mismo construyo milenios atrás. Los hombres que ahora intentan reconstruir un nuevo mundo. Un mundo que realmente pueda cumplir su ciclo y que no se destruya en algunos cientos de años. El Dios al que le rezan tiene esa ruin costumbre… limpiar todo el tiradero que el mismo crea de vez en vez.

Aunque los jinetes del Apocalipsis nunca han sido vistos, todos… absolutamente todos… reconoceríamos sus rostros. Los rostros de aquellos que han pisoteado y escupido la cara de los que se creían invencibles e inmortales.

Los nuevos dioses comienzan a surgir, dioses que gobiernan como seres supremos.
Los no natos…. Los que jamás nacieron…
Son seres que evolucionaron y han sobrevivido a la extinción del hombre mismo y a un mundo que ha cambiado como nunca lo había hecho.

Destino y maldición… no se pueden controlar. Cuando todo parezca un caos, ellos y solamente ellos, serán capaces de resurgir. Aun si ellos fueran complacientes, el mundo entero podría ser destruido por sus caprichos.
Piedra tras piedra caería sobre todos los mortales… sobre el hombre común que ha sido tan menospreciado por su Dios, el que vivía en la miseria… como un mugroso perro… aquel que vive y ve el mundo a través del oscuro océano de la vida, con azufre líquido en lugar de agua, que se agitara como un alma en pena. Y después, por algunos instantes, se tornaba callado… tranquilo… en sus playas jamás lograrían hilvanar sentimiento alguno, en la memoria de la humanidad no se encontraría nada similar.

El universo entero ha cambiado, las estrellas se han colapsado creando nuevos horizontes, nuevos mundos… nuevas esperanzas.
Todo aquel mundo que conocimos ha dejado de ser… no más.
El hombre se alimento del hombre y se convirtió en sombras… en oscuridad.
Sombras… un rasguño que quiere expandirse a todo el cuerpo, que evoluciona en la oscuridad absoluta que nos ayuda a mantenernos vivos. Observamos y sentimos cuan fría es la noche y como se posa sobre el mundo… como un alto al fuego.
Los buitres intentan invadir nuestras vidas, mancillar nuestras almas, corromper nuestro mundo y despojarnos de todo lo que es nuestro. Dejan nuestro espíritu maltrecho y unido a la muerte de nuestra raza que, al morir, encontró esa paz que nunca tendría de otra manera pues luchamos contra miles de demonios que nos atormentan desde el interior; demonios que nos observan y fortalecen con cada muerte.

Nadie pidió ser esto…. uno de sus propios demonios, de sus temores.
Temores que nos siguen como perros tras su presa. Perciben nuestros miedos y… es algo tan dulce.

He visto a los hombres que antes habitaban estas tierras… están sepultados, en el fondo del alma de aquella raza y ningún esfuerzo por parte suya hará resurgirlos a esta… realidad.

El ser humano no merece otra cosa que el resultado de su propia humillación.
Si ocurre así… es porque dios lo permite….

A lo largo de mi… existencia… la llamare así por no poder darle otro nombre… me he encontrado con la miseria… la miseria del hombre que se atrevió a levantar la mirada y no solo eso, también su puño e intentar morder la mano que lo alimento durante centurias… nuestra mano.

Me he dado a la tarea de recopilar mi historia… mis memorias…una serie de pensamientos y recuerdos almacenados a lo largo de casi quinientos años…

Si algún lector no ha deducido ya mi origen… mi especie… quizás lo logre a lo largo de estas páginas… hasta entonces… solo sabrán mi nombre